Inventario: Ortofon 2M Black (2008)

El camino audiófilo parte de un oxímoron: querer encontrar algo inencontrable. Aún sabiendo esto, en navidad me regalé un cartucho que vale tres veces más que lo que me costó mi tornamesa completa.

Las reseñas especializadas en la industria de la alta fidelidad están llenas de frases pomposas y adjetivos que rozan lo lírico, leer cosas como que un par de audífonos tienen un «sonido redondo y espeso, pero envolvente» es pan de cada día. En mi caso —y por más que lo intente— es poco probable que consiga articular semejantes descripciones y creo que la principal razón de ello es que mi búsqueda en el audio no es tan grandilocuente. No estoy interesado en perseguir el sonido perfecto ni en desarrollar el mítico Golden Ear del que tanto escriben en publicaciones como Stereophile o Audiophile Review.

Ahora bien, la Ortofon 2M Black llegó a mis manos como producto de dos coincidencias contundentes: la primera, fue un correo electrónico del distribuidor local de la marca danesa ofreciéndome un importante descuento que colocaba el cartucho muy por debajo de su precio de venta al público (llevaba un tiempo largo con esta referencia en bodega debido a la baja demanda en el mercado nacional) y la segunda, fue que el correo llegó dos días antes de mi cumpleaños.

En términos generales mi experiencia con la 2M Black ha sido muy positiva. Definitivamente logro escuchar con mayor claridad la separación de instrumentos y las frecuencias bajas logran mayor rango dinámico, de igual manera, al escuchar música con audífonos, el stylus de diamante de la Ortofon consigue reproducir los sonidos sin los molestos ruidos externos que generaba mi anterior cartucho.

Según el fabricante, la 2M Black debería soportar por lo menos 1000 horas de uso sin degradación en su rendimiento, por lo que habiendo tan solo escuchado seis vinilos, aún es muy pronto para una crítica completa.

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